Esta entrevista forma parte del portfolio LGTBIQ+ del número de julio 2023 de Vogue España.
Cuando Chenta Tsai Tseng (Taipéi, 1990) llegó a España, todavía no había cumplido un año. Entonces no lo sabía, pero su racialidad condicionaría su experiencia vital, así como su posterior acercamiento a la música. En 2018 nació Putochinomaricón, un proyecto artístico que no ha querido (ni ha podido) desvincularse de su lugar de origen.Un país, Taiwán, que permaneció latente, siempre acechante, a lo largo de su adolescencia, cuando sus rasgos físicos atraían el insulto y la burla. Un enclave geográfico, pero también una idea, adonde siempre podría volver, y en donde todo iría bien. Por eso, en plena pandemia, y aprovechando que sus padres habían vuelto, Tsai decidió hacer las maletas para descubrir por fin una cultura que solo conocía de refilón, con una imagen a medio camino entre el relato familiar y la fantasía privada. El golpe de realidad no se hizo esperar: las expectativas casi nunca coinciden con nuestros deseos. “A veces, asociamos nuestro país de origen con nuestras raíces”, confiesa le músique. “Volví con el anhelo de encontrarlas, pero allí no estaban”, matiza le también productore, que reconoce que, después de su estancia en Taiwán, ha conseguido desromantizar la isla. “Es un país extremadamente colonizado; mi abuelo era chino y migró allí cuando perdieron la guerra civil”, explica, como un ejemplo más del gran número de civilizaciones que se han establecido en dicha región a lo largo de la historia.
Antes de aquella estancia, que duró un año y medio, le artiste llevaba consigo una gran carga. “Durante todo este tiempo, habían pesado mucho mi racialidad y mi disidencia queer. Pero ese cambio de coordenadas trastocó mi manera de acercarme a mis múltiples yos”, razona. De ahí, el nombre de su proyecto, pero también la temática de sus canciones y su imaginario. Con su primer EP, Corazón de cerdo con ginseng al vapor (Elefant, 2018), Tsai nos abrió las puertas de su casa desde el humor y una cierta acidez. El bodegón de la portada del disco, con productos envasados propios de China, un ‘maneki-neko’ [el gato de la suerte japonés] y un pasaporte español, funciona casi como una instalación artística. Y nos da una pista: esta es una propuesta en la que no faltan la reivindicación ni la denuncia.
“Al escupir rabia, encontré un espacio seguro”, reconoce echando la vista atrás. Unas críticas constantes hacia elle y su manera de componer que desataron la furia. “Las personas no hegemónicas tratamos de demostrar nuestra validez pero, a decir verdad, me parece cansado y problemático. ¿Cuántos hombres lo hacen?”, se pregunta. Con todo, si en su primer EP se enfrentó a la censura por su supuesta falta de profesionalidad –había quien le acusaba de copiar a otros músicos y de ser incapaz de componer–, en su LP JÁJÁ ÉQÚÍSDÉ [Distopía Aburrida] (Elefant, 2022), Tsai reconoce que necesitó demostrar su valía. “Siempre piensan que hay un tío detrás produciéndome”, lamenta. Pero lo cierto es que le artiste, que estudió piano y arquitectura, ha trabajado como productore para Samantha Hudson y ha hecho remixes para Pussy Riot, Natalia Lacunza o Joe Crepúsculo. Una excelencia que no es incompatible con la búsqueda de un estilo fresco.
“Con mi próximo disco, Pasadas de moda, he querido volver al sonido de mi primer trabajo, el bloghouse”, revela Chenta Tsai. “Iré tocando las canciones en los conciertos este verano para ver cómo reacciona el público, por si tengo que cambiar algo”. Porque le cantautore entiende su obra como una propuesta viva en la que se establece un diálogo con el otro y en donde prima la honestidad. “He usado el mismo micrófono y la misma tarjeta que para Corazón de cerdo...; las canciones las escribí con el mismo iPad. No quiero esconder la realidad: mi estudio es el lugar donde duermo”, declara. Pero su afán por combinar profesionalidad con supuestos desatinos, como un micrófono que de repente suena mal, no impide que detrás de su puesta en escena se tengan muy en cuenta otras cuestiones como la escenografía o el vestuario. “Muchos piensan que hay un equipo detrás, pero mis amigues y yo nos encargamos de todo. Antes, ni siquiera escribía el setlist; me dejaba llevar. Me gustaba, pero a los festivales igual no”, bromea.
Desde Putochinomaricón, Tsai también ha querido estudiar la industria en la que participa, echando mano de sus propias herramientas: su EP, Afong (Mordió La Mano Del Amo) (Elefant, 2023), funciona como un proyecto de investigación que cuestiona los ciclos de la viralidad y los tiempos de caducidad de una obra. “¿Qué diferencia a une artiste de une creadore de contenido si tenemos que producir constantemente?”, advierte. Ahora, le músique avanza despacio y con tiento, sin cargas ni prisas, más libre que nunca.
Maquillaje y peluquería: Carmen de Juan (Another Agency) para Chanel Beauty.
Ayudante de estilismo: Joana Real.
Producción: Another Agency.
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